Una carretera muy larga que da a otra
carretera se pregunta ¿a dónde llegará esta carretera? y esta nueva carretera, que da a otra más
larga aun, se pregunta ¿a dónde llegará? así hasta que alguna se acaba a
orillas del mar, y se pregunta ¿la primera carretera, de donde vendrá? Mientras
allí, al final de las carreteras, un grano de arena se pregunta ¿cuántos granos
de arena habrá sobre él? y el grano de arena que lo pisa se pregunta ¿cuántos
habrá sobre él? y el que pisa a este se pregunta lo mismo, así hasta el último
grano, el que está en la superficie, que se pregunta ¿cuántos habrá debajo? Y
de pronto una ola. Una ola que deja a los de abajo arriba y a los de arriba
aturdidos. Una ola, que es perseguida por otra ola, que a su vez es perseguida
por olas que persiguen y son perseguidas por olas, que no saben ¿cuántas vienen
detrás? Después de la última ola viene
el viento. El viento que viene cuando debería ir, pues a pesar de que es muy
bueno multiplicando olas, nunca ha entendido nada de geografía. Más allá del
viento y frente a la primera carretera, sigues estando tú. Entre un punto y el otro solo tu recuerdo, y quien
sabe cuántos de mis pasos.
Un tal Gabriel
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